El origen del café
Fuentes
Si has buscado antes la historia o el origen del café en Internet de seguro habrás leído la falta de documentación certera y confiable acerca de su origen.
Y es que, aún ahora, es difícil remontarse al inicio de ciertas cosas, costumbres, bebidas, palabras y otros integrantes de nuestra cotidianidad que tan visceralmente damos por seguras y bien establecidas.
Entre estas cosas cuya traza hemos perdido en la historia se encuentra el origen de nuestra bebida favorita y una de las más consumidas a nivel mundial, el café.
En efecto, no se conoce con precisión de dónde viene el café, sin embargo, se conocen historias o leyendas de su descubrimiento, hoy te hablaré de las cosas en común de todas estas historias.
Puntos históricos comunes
Estas leyendas se originan en Etiopía, pudiendo identificar el vestigio inicial más antiguo del café allí.
Una de las historias cuenta que un sufí observó los efectos vigorosos de las bayas de una planta en algunas aves y experimentó el mismo vigor al probarla por sí mismo.
Otra historia se le atribuye a un pastor, Kaldi, quien observó el mismo comportamiento inusual en las ovejas que tenía a su cuidado, tras probar las bayas, pasó la noche sin dormir.
Tras este evento, compartió el fruto con el habitante de un monasterio cercano, quien rechazó el sabor desagradable del grano y lo echó al fuego.
Habiendo pasado un rato, notó un aroma mucho más tentador saliendo de las brasas, al sacarlo, lo sumergieron en agua y voilà, tenemos la primera taza de café.
Coincidencias
Si bien ambas historias difieren un poco, tenemos algunas sutiles coincidencias que caben destacar.
La primera es el descubrimiento del café a través de los animales, al notar el comportamiento vigoroso y alentador que presentan bien sean las aves o las ovejas al probar el grano, despierta en el observador la curiosidad por la causa de tal semblante.
Y es que, a través de los animales, podemos ver que estamos en presencia de una de las características más familiares de un café fuerte: el efecto de la cafeína.
Imaginen la sorpresa de este efecto en un mundo donde no se conocía aún el café, la idea de tener algo, en grano, comida o bebida, que pudiese darnos esos niveles de energía y que, además, proviene de la naturaleza se vuelve cada vez más atractiva.
No es de extrañar que, tras el descubrimiento del grano y su posterior tostado en el fuego, la expansión de este brevage y su transformación en bebida de culto social a nivel mundial se produjera en cuestión de, relativamente, poco tiempo.
Expansión
Rápidamente el café se expandió entre los monasterios, sus líderes y discípulos, llegando a haber comercialización entre Etiopía y los monasterios de Yemen.
El primer registro occidental de la bebida se remonta a un libro publicado en 1583 por Leonhard Rauwolf, quien la describe a partir de su experiencia con la bebida en un viaje realizado a Oriente.
Tras la publicación de tan magnífica pócima, el café logró expandirse a Asia por medio de la India, ya que algunas regiones comercializaban con Yemen.
A mediados de 1600 el café llega a América (solo 20 años después de su publicación en el libro de Rauwolf) y cien años más tarde, ganó popularidad como infusión alternativa al té ya que los impuestos sobre éste eran bastante elevados durante la época de la América colonizada.
Como vemos, ya el café como bebida estaría presente en casi todo el mundo, haciéndose cada década más popular entre grupos sociales de cada peldaño existente en cada época.
Actualidad
Ya en pleno siglo XX el café se convierte en una bebida social y pasa a ser la infusión de mayor consumo a nivel mundial, estadística que se mantiene hoy en día.
Y esto se hace notar ya que pocas son las bebidas con tal versatilidad y combinaciones posibles, justo ahora (y en qué maravillosa época vivimos) podemos ir a cualquier cafetería y encontrar una gran variedad de tipos de café a nuestra disposición.
Bien sea que nos guste con leche, chocolate, descafeinado, en cápsulas, recién molido, robusto o arábica, el café está ahora más presente en nuestras vidas que nunca, ejemplo de ello a nivel personal es haber llegado a España y conseguirme con la grata sorpresa de que, en cada esquina, siempre habrá un café que disfrutar.
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