Café con leche
Hola cafeseros, el día de hoy vengo a hablarles un poco más de uno de los tipos de café más consumidos a nivel mundial: el café con leche.
Seguramente has consumido en algún momento un café con leche (¿y con qué gusto no?), así que en esta entrega de cafeceros, te contaré un poco más acerca de sus características y preparación.
Características
Seguramente pensarás “es un tipo de café sencillo, ¿qué tanto puede haber sobre ello?”, sin embargo, te cuento algunas características que lo diferencian de otros tipos de café, quizás no sepas alguna:
- Sus ingredientes se limitan a café y leche (obvio no?), sin embargo, las proporciones varían según el gusto del consumidor, aunque la proporción estándar para llamarlo como tal es de mitad y mitad.
- El tamaño de la taza donde suele servirse varía entre los 200 y 250 mililitros, bastante ya que suele tomarse con el desayuno.
- A su variante más pequeña se le conoce como café cortado.
- Puede y suele tomarse tanto frío como caliente.
Preparación
La preparación de este tipo de café es bastante sencilla y no hay una única forma de hacerlo, podemos, por ejemplo, hervir agua, agregar café, colar para dejarlo sin impurezas y servirlo para después verter la leche a gusto.
Otra forma más sencilla consta simplemente de hacer el café en cafetera, servirlo y verter la leche a gusto.
El café puede ser expreso, de filtro o instantáneo, lo importante es que sea de nuestro agrado.
No confundir con latte
Muchos consumidores piden en su cafetería un café latte con la expectativa de recibir un café con leche, pero no son lo mismo. Su preparación varía.
Cuando se prepara un latte, la leche se calienta con vapor lo que le proporciona a la leche una textura cremosa, ni espumosa como el capuchino, ni líquida y caliente como el café con leche. Es aquí donde radica la diferencia.
Además, el latte suele servirse en menores cantidades, es decir, en tazas más pequeñas.
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